Mesa de bar-restaurante a la sombra de un árbol, rodeada de flores y del campo ibicenco

Restaurantes desenfadados

Seguro que en ciertas ocasiones optará por una cocina más ligera, un frugal tapeteo o simplemente algo informal en la playa. Tiene muy buenas opciones…

El bar restaurante del pueblo de SANTA INÉS, es bien conocido por su tortilla de patatas… Y antes de llegar al pueblo, el bar ‘art café’ Can Tixedó, con los hermanos Joan y Lina al frente es una opción de lo más simpática, impregnada de ese ambiente único característico de la isla. Bordeando el Pla de Corona nos topamos con Las puertas del Cielo, plantado frente al acantilado del que toma el nombre; pese a lo remoto del lugar abre todo el año al mediodía y se come bien… Los domingos, barbacoa.

Entre SAN MIGUEL Y SAN MATEO tenemos el clásico Can Sulayetas, bar supermercado que también ofrece montaditos y platos sencillos. Su remota ubicación no hace sino añadir encanto a este lugar de encuentro de los vecinos ibicencos durante los doce meses del año, dirigido por las cautivadoras Sofía y Laia, con la inestimable aportación de Toñi y Mati en los fogones.

Uno más bien “fiestero”, en SAN ANTONIO, es el Tijuana, de comida mexicana. En la bahía del mismo San Antonio hay un tailandés sin pretensiones cuyo nombre no tiene floritura alguna: el Casa Thai de la Avda. Dr. Fleming; está llevado por una familia y todo lo que tiene de simple lo tienen de auténtico y rápido; mejor decirles que no se pasen con el picante.

Dos lugares sencillos de toda la vida: el familiar Rebost de Can Prats y el Rincón de Pepe. Como alternativa, conjugando perfectamente profesionalidad y simpatía, tenemos al recién llegado Zebra Art&Grill.

En las afueras de San Antonio, por Es Cami General que desemboca en Can Tixedo, nos topamos con el clásico Can Ramonet; llevado por los hermanos Torres Ribas que han tomado el relevo de su padre el fundador, se mantiene a través de los años como un lugar cumplidor y sin pretensiones que tiene la gran virtud de conseguir que los comensales se sientan ahí la mar de a gusto.

Si le apetece nuestro sello Mediterráneo, el restaurante casero Es Galliner de SAN JOSÉ -justo frente al ayuntamiento- es un lugar acogedor cuyos platos destilan la sensibilidad de sus dueños; a la gente del pueblo le gusta y no puede haber mejor garantía.

Si busca sensaciones, se llevará una grata sorpresa con los desayunos, pica-picas, platos o zumos naturales de Es Racó Verd, cada uno de ellos con el toque personal de los encantadores Sam y Clare, unos auténticos enamorados de la isla; y al caer la noche, imprescindibles también las actuaciones musicales en su terraza jardín.

El reciente La Sardina Loca entre Cala Carbó y Cala Vadella nos trae bocanadas de aire fresco por su concepto, decoración, ambientillo y ‘savoir faire’; con ese nombre no cabría esperar menos, recomendable a cualquier hora.

El Asador Ca’n Pilot es una institución en SAN RAFAEL, tiene su público fiel y hace unos cuantos años se amplió con una terraza bastante agradable.

Adosado a la iglesia mirador del pintoresco pueblo de SAN AGUSTÍN, el Bar Can Berri no deja de sumar adeptos por su carta equilibrada, su encantadora terraza y las buenas ‘vibs’ que ha sabido transmitir Toni de sa Plana a todo el equipo; sus ocasionales ‘calçotadas’ de invierno con actuaciones en directo son de lo más simpático, conviene reservar con antelación puesto que se han convertido en cita indispensable para los isleños que buscamos ese ambiente tan nuestro 100% Ibiza!

Siempre nos hemos sentido a gusto en la Cafetería del Parque, en el hostal de la Plaza que les da el nombre, es un sitio agradable –desde que la plaza es peatonal- y en el que se come bien.

Y como no, en el ‘Carrer d’Enmig’ del puerto de ‘VILA’ o IBIZA CIUDAD, la pizzería Pinocho de Pedro, Carol & team es un clásico donde además de comer rico, uno puede contemplar en primera fila el desfile de excentricidades de la noche ibicenca. Todavía recordamos -con cierta añoranza- las tapas de chipirones fritos o de huevas de pescado del ya extinto Can Xicu en la Av. Bartolomñe Roselló o los estupendos bocatas de Casa Claudio. Sí permanece todavía en el Mercat Vell ese pequeño quiosco que hace unos insuperables bocadillos de atún aderezados con olivas y alcaparras pues la nieta ha tomado el relevo familiar y sigue haciéndolos tan deliciosos como hace medio siglo.

En el puerto deportivo de Marina Botafoch, el ascendente Sushi Point Ibiza acaba de quedarse con el local de La Raspa junto a la boutique Malibú, veremos a ver como lo hacen, seguro que bien pues sus especialidades japonesas están triunfando.

En el pujante puerto deportivo Marina Ibiza, el bistro Calma le deleitará con platos honestos que tomará casi encima del mar, disfrutando del ir y venir del tráfico marítimo.

Ya en la carretera hacia Santa Eulalia, por Ca Na Negreta, Sa Barda: un simpático lugar de menú casero llevado por unos jóvenes ibicencos, donde lo económico no está reñido con la calidad.

En SAN CARLOS, el menú de la insustituible Las Dalias es una buena opción (todo el año), así como el bar Anita -o Ca n’Anneta- antaño punto de encuentro hippy y que todavía hoy conserva gran parte de su encanto.

Un par de kilómetros antes de llegar a San Carlos, La Mezcalería Mexiterránaea de Javier y compañía se ha convertido en un centro cultural México-España, con actuaciones en directo y especial atención a sus fantásticos mezcales importados, algunos artesanales y raros.

El anterior Buli Mundo en ese mismo lugar nos dejó un recuerdo de la Ibiza amable del «vive y deja vivir»: bajo la supervisión de Christophe, que cogió el testigo de Marcelo, Ferdi y Christian, combinó un ambiente jovial con cocina natural -sus ‘tablas’ crearon escuela- y buena música. Siguiendo hacia el norte uno llega… hasta Italia, porque a cada mordisco de las deliciosas pizzas de Remi uno sentirá sentirse transportado hacia allí; y al reabrir los ojos, se sentirá la mar de a gusto bajo el frescor del emparrado del Hostal Es Figueral.

Otra buena alternativa es Can Toni Mariano, yendo desde San Carlos a Aigües Blanques, un sitio encantador por su sencillez, llevado familiarmente por ibicencos de pura cepa y en el que podrá surtirse de lo fundamental en su encantador colmado.

En SANTA EULALIA, pueden encontrar pizzas elaboradas artesanalmente en el Chicho’s Pizza del Paseo de S’Alameda: «como en Italia pero sin la mamma…».

Por el paseo marítimo, sobre la playa, el Sal Marina nos ofrece «cocina de mercado» y productos biológicos de calidad. En el puerto deportivo de la Villa del Río, camuflado bajo la apariencia de una cafetería básica a más no poder, tenemos una simpática representación de la buena cocina popular alemana -el Hühner Karl– donde la hermosa Alexandra le ofrecerá una especialidad germana cada día de la semana: rollo de ternera, asado de cerdo con col lombarda, gulash, o por encargo un sensacional codillo.

En la «calle de los restaurantes» de la villa del río, El Aliño ha llegado a reforzar la oferta gastronómica de la zona. Con Javier dirigiendo los fogones y Cristina derrochando simpatía mientras atiende a los clientes. Unos precios razonables, junto a la originalidad y cuidada elaboración de sus platos, completan el mix perfecto para su éxito.

Y nuestro recuerdo al ‘savoir faire’ de los eternos Joel e Ian del Daffer’s que cosechado numerosos incondicionales, especialmente entre los extranjeros; un equipo cohesionado, un buen menú nocturno económico, servido con simpatía en un lugar peatonal de lo más entretenido… se puede pedir más? Sí: unos postres caseros de campeonato.

El legendario Sandy’s Bar sigue ahí tras haber sido reconvertido en el restaurante tailandés Chiang Mai: sus acogedoras terrazas nos traen gratos recuerdos de aquellos memorables años en los que fue punto de encuentro de artistas, vividores y demás personajes de nuestra Ibiza eterna. Y pasado el río, en Siesta, desde siempre nos ha gustado hacer alguna escapada a El Pozo (tel 971 331 671), sobre todo en invierno bien arrimados a su chimenea, del matrimonio Pepe y Marcelina que preparan unas tapas exquisitas, haciendo siempre honor a la característica hospitalidad andaluza.

En SANTA GERTRUDIS, tan atractiva ahora con su plaza peatonal, nunca dejan de gustarnos los económicos y deliciosos bocadillos de jamón del Bar Costa, con su panecillo ‘llonguet’ de rigor, son difícilmente superables.

Si optan por la gastronomía italiana, el Mamma Luisa de Amanda y Mimmo en ES CANÁ es de lo más auténtico que hemos probado por estos lares; no se pierdan por cierto el tiramisú casero como broche de oro a una buena mesa. Y los hermanos Parot ahí siguen con sus ya veteranas propuestas a las que añaden otras de nuevo cuño. Si su colesterol le da permiso y quiere probar los que probablemente sean los mejores huevos fritos con beicon de Ibiza, los encontrará en Sa Caseta, cerca del mercadillo hippy; sus sándwiches, deliciosos también.

Y junto a Es Caná, en Cala Martina, el Chirincana junto al camping La Playa está causando sensación por el «buen rollo» que destila, el que le ha imprimido Philippe; ofrece barbacoa los domingos y actuaciones musicales un par de noches a la semana.

También tenemos La Paloma de SAN LORENZO, una cita ineludible por su encanto: tanto el restaurante, llevado por la Mamma italiana del clan como el Café, donde al mediodía sirven sabrosos platos ecológicos y zumos recién exprimidos.

Con gran agrado comprobamos que en lo que antes fue el «Estany» de toda la vida de San Lorenzo, Esteban y Carolina han abierto el acogedor Can Guimó, donde nos proponen sus sabrosos platos del día, orgánicos, hechos con mimo. Y en el cercano Es Pins, por precios ajustados podrán degustar platos típicos (como ‘es cuinat’ en Semana Santa) y el más auténtico pan de Ibiza, con anís y hecho en horno de leña es un pan cuasi bíblico, mejor que un pastel.

En el pueblo de SANT JOAN de LABRITJA, nos gusta el Vista Alegre, lugar agradable y “de toda la vida” (tras la barra, Fernando el diácono o “Fernandito” para los amigos), frecuentado tanto por gente del pueblo como por algún hippy de los que aún perduran… Y si quiere algo auténtico en el campo de la Ibiza profunda, con abuelos jugando a las cartas incluidos, en Cas Campaner en invierno podrá tostar sobrasada de la casa en el fuego; una pista, está cerca del agroturismo Atzaró.

JUNTO A NUESTRAS PLAYAS también se puede comer de maravilla. Los amigos del Agroturismo Atzaró han inaugurado su propio Atzaró Beach Club en Cala Nova; dada la trayectoria de sus promotores se prevén las mejores sensaciones, pero basta con saludar a la encantadora Cristina su responsable y mordisquear la tapa de langostinos rebozados de Astrid la chef para cerciorarse de que bajo su espectacular carpa uno acaba de encontrar un rincón donde sentirse la mar de bien.

El recién llegado Babylon Beach no está propiamente en la playa pero sí literalmente sobre el mismísimo mar; Angie Anderson y Vaughan -sus artífices, lo que asegura vidilla al lugar- le han dado un vuelco a lo que era el antiguo Mango’s tanto en servicio como en cocina: no dejen de probar su ensalada César, el ceviche cuando está disponible y de postre la tarta de queso ‘deconstruida’ servida en copa.

Y seguimos en Santa Eulalia puesto que este verano 2013 se inaugura por la zona de S’Argamassa el selecto beach club Nikki Beach al que damos la bienvenida: siendo tan renombrado en el mundo entero, no podía faltar su presencia en Ibiza!

En Las Salinas encontramos dos establecimientos emblemáticos, el Malibú y el Jockey Club, ambos con buen ambiente, simpatía y un destacable nivel culinario.

Antes de llegar, junto a la pequeña iglesia de San Francisco, el restaurante homónimo San Francisco Bar es todo un deleite por el encanto del lugar, la simpatía del personal y lo delicioso de sus platos italo-argentinos tales como las hamburguesas caseras, la pasta fresca artesanal sin huevo y la carta de postres al completo… ¡Qué el jefe esté en la cocina es toda una garantía!

Y cruzando por entre el parque natural de Las Salinas junto a su emblemática montaña de sal, descubrimos el Experimental Beach en Cap d’es Falcó, lugar despejado frente al mar donde Juan Antonio «Don Bigotes» y su equipo se sentirán bien satisfechos de ver como los clientes se convierten en adeptos del lugar.

En la cercana Es Cavallet, otras dos buenas opciones: El Chiringuito ‘Beach House» que se acaba de reinventar a sí mismo y La Escollera. En Cala Bassa, dentro del conjunto CBbC tenemos el Chiringo dirigido por el Joan -ibicenco ‘de mundo’ que no duda en arremangarse- y su equipo, con una carta de platos locales breve y bien atinada; tiene la gran ventaja de abrir todo el año y la playa dónde está ubicado es un paraíso en invierno.

El Blue Marlin de Cala Jondal es un sitio que hará las delicias de los “fashion victims” acaudalados a los que les guste ver y dejarse ver entre ellos; el Tropicana, a la derecha de la playa es del todo recomendable, de calidad (hamacas tipo colchoneta con toalla, etc) pero con ambiente desenfadado.

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